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El dolor en el parto

Dice Ina May Gaskin que el parto se parece a un viaje atada a la locomotora de un tren, a 200 kilómetros por hora, donde puedes tener la seguridad de que no te pasará nada, pero es un intenso viaje que hay que vivir.

El tema del dolor en el parto siempre me ha maravillado, me gusta preguntar a las mamás pocos meses después de parir ¿duele el parto? y unas cuantas me han dicho directamente que no, que no es dolor. Otras me dicen que el expulsivo si duele, otras que son las contracciones son dolorosas y que el expulsivo un alivio. Me imagino que habrá tantas apreciaciones de la sensación como mujeres y bebés en el mundo.

El libro de Verena Schmid me aportó también datos muy interesantes: el dolor en el parto es necesario para ponernos a salvo: nos obliga a cerrarnos en nosotras mismas. Si no, parir sería un suceso más en nuestro día a día y la verdad es que es probablemente lo más importante que nos pasará en la vida y para eso, es necesario transformarlo en este ritual de desconexión, de ritmos y cantos vocalizados, de bailes, de besos y de complicidad de la pareja.

Lo que si que he podido ver en mi experiencia, es que cuando eliges una analgesia, curiosamente (no siempre, no generalizo) el parto se alarga más, se interviene más e incluso, duele más. Y es que las anestesias y analgesias actúan sobre el útero (exactamente lo que nos está doliendo en ese momento) por lo que frecuentemente se tiene que agregar oxitocina endovenosa para estimular las contracciones, teniendo que subir más la dosis de anestesia. Ya no se nos permite mover libremente y se instrumentaliza el proceso. El otro día preguntaban en un grupo de Facebook si recomedaríamos la Epidural, muchas mujeres que respondían positivamente, la recuerdan como algo muy bueno en ese momento puntual, aunque luego acabaron en cesárea, o con ventosa, o con una muy difícil recuperación o que apartir de ese momento de la anestesia, simplemente perdieron el control de su cuerpo y de la situación.

No quiero demonizar la anestesia, simplemente informarnos, saber que el dolor en el parto, mientras sea fisiólogico, nos permite descansar entre contracciones y se acaba después del nacimiento (alumbrar la placenta es la última fase). Que tener anestesia no quiere decir que si o si acabemos en cesáre, pero que el dolor no es más fuerte que nosotras, porque somos nosotras, trabajando con nuestro bebé para el (probablemente) evento más importante de nuestras vidas.

Cierro con una frase de una mamá que recién había parido que me dijo: por suerte los partos duran poco, porque esta intensidad es difícil de mantenerla muchas horas.
Que bonita oportunidad de conocer nuestros límites ¿no?

Ximena Silva
Doula en Suiza

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